El Congreso del Partido Comunista de Cuba que comenzó el viernes lo hizo oficial: Raúl Castro, hermano del fallecido líder Fidel Castro, planea renunciar como jefe del partido, poniendo fin a la toma de poder de su familia en la isla Comunista durante seis décadas.
Castro, de 89 años, no dijo quién ocuparía su lugar, pero es probable que entregue su puesto al presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
El traspaso se produce cuando Cuba ha visto su economía golpeada por la pandemia y las sanciones estadounidenses de larga data. Su principal respaldo financiero, Venezuela, también se encuentra en medio de un colapso económico, lo que lo convierte en un aliado poco confiable.
La economía cubana se contrajo 11% en 2020. El ministro de Economía, Alejandro Gil, predijo rebotará 6% a 7% este año.
Díaz-Canel, quien asumió el cargo en 2018, ha estado promoviendo reformas económicas dramáticas desde enero, incluido el fin de un sistema de doble moneda. Este movimiento fue visto como una necesidad económica, pero ha debilitado el poder adquisitivo y diezmado los ahorros en un momento en que algunos bienes básicos escasean.
Las reformas también incluyeron aumentos en los salarios y precios y la apertura de más sectores de la economía a la clase empresarial, aflojando el control estatal sobre las empresas.
La recesión económica, combinada con la pandemia, expuso la debilidad del estado y ayudó a alimentar el malestar social.
‘Anacrónico’
El Partido Comunista de Cuba es un «anacronismo» en comparación con otros países comunistas, dijo John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, un grupo de expertos con sede en Nueva York.
A diferencia de Cuba, China y Vietnam «entienden cómo hacer que un país con un Partido Comunista sea funcional», dijo. “Ninguno de los dos países opera en déficit. Ninguno de los dos países tiene problemas para pagar sus facturas. Ambos países tienen un sector privado sólido, a veces un poco demasiado robusto para sus respectivos paisajes políticos, pero robusto de todos modos «.
El congreso se reúne cada cinco años. Durante la última reunión, en 2016, Castro dijo que quería renunciar en 2021.
Cuando entró a la sala de juntas de La Habana el viernes, recibió una ovación de pie antes de pronunciar el discurso inaugural, lo que provocó la explosión de la economía estadounidense. embargo y pedirle a la nación que mantenga el rumbo socialista.
El senador estadounidense Marco Rubio, un republicano de Florida de ascendencia cubana, dijo que un traspaso durante el congreso del partido significaba poco.
«Raúl Castro dimite como líder del Partido Comunista en Cuba no es un cambio real», tuiteó a principios de esta semana. «Pero el cambio real ya está en marcha de todos modos».
(Agrega el contexto que comienza en el séptimo párrafo.)
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